La Subsecretaría de Ambiente, a través de la Dirección de Educación Ambiental, implementa el programa denominado «Separación en origen, compostaje y arbolado», en las inmediaciones que abarca el Centro Administrativo Ministerial (CAM).

 

El mencionado programa, que lleva activo varios años, compromete a las instituciones que integran el CAM, a que separen correctamente los residuos producidos en cada organismo.

 

Significa que deben separarse los restos húmedos/orgánicos (compostables), de los secos/inorgánicos (reciclables). Los húmedos generalmente están compuestos por yerba, sacos de té, cáscaras de frutas, entre otros. Los secos se componen del resto de los residuos que se generan en las oficinas, que tienen la posibilidad de reciclarse.

 

Para la ejecución de este programa, el predio cuenta con contenedores que recepcionan los residuos secos, y para los húmedos existen las composteras respectivamente.

 

Se destaca que los suelos existentes en los alrededores del CAM, carecen de minerales y predominan los arcillosos. En virtud de ello, gracias al programa y a la producción del compost, es que se reforzaron con más nutrientes, en los sectores donde habitan las especies vegetales.

 

Asimismo, el programa tiene como objetivo incrementar las poblaciones arbóreas. Es por ello, que todos los años se foresta con especies autóctonas, también se podan y guían a las ya existentes.

 

Separar en origen: Al separar los desechos orgánicos e inorgánicos, contribuyes al ahorro de recursos renovables y también de energía, ya que al separar, los materiales reciclables pueden ser reutilizados en la cadena de producción, logrando así reducir la extracción de recursos naturales del ecosistema.

 

Compostaje: El compostaje adecuado de los desechos orgánicos que generamos en nuestra vida diaria (alimentos no comestibles o no utilizados) puede reducir la dependencia de fertilizantes químicos, ayudar a recuperar la fertilidad del suelo y mejorar la retención de agua y la llegada de nutrientes a las plantas.

 

Forestar: Refuerza las barreras forestales, los árboles son una barrera natural ante tormentas, pues el viento pierde fuerza de aceleración al chocar contra sus copas, regula el clima, aumenta la disponibilidad del agua, previene la erosión del suelo y conserva la biodiversidad.